ME GUSTA SER UNA ZORRA

Corría el año 1983 cuando el grupo punk "Las Vulpess" lanzaba su sencillo "Me gusta ser una zorra" desde su Vizcaya natal y España se revolvía debido a la gran polémica que generó con su letra.

Una polémica avivada por los medios de comunicación que sólo consiguieron aumentar el éxito, efimero por otro lado, de estas señoritas provocadoras y deslenguadas para unos, e innovadoras y arriesgadas para otros. Eran otros tiempos en los que, le pese a quien le pese, teníamos más libertad, al menos de expresión de la que tenemos hoy en día.

Fueron malos tiempos para la lírica, como decían "Golpes bajos", pero muy buenos para la creatividad, la rebeldía y la movida, especialmente la madrileña, en la que Don Enrique Tierno Galván,  Alcalde de Madrid desde el15 de mayo de 1979 hasta el 19 de enero de 1986 animaba a la juventud a divertirse al grito de: "Rockeros: el que no esté colocado, que se coloque… y al loro".

"Rockeros: el que no esté colocado, que se coloque... y al loro."

Y aunque me encantaría en este artículo de opinión hablar de la música, la actitud y la LIBERTAD, sí, con mayúsculas, que algunos tuvimos la suerte de vivir en las últimas décadas del Siglo pasado, mis palabras esta vez no van a ir por esos derroteros, si no que, sumido en mi derecho a la libertad de expresión, voy a hablar, si me lo permitís de los cambios y sobre todo de la creciente hipocresía que se han producido desde entonces hasta ahora.

No voy a alentar desde aquí ni desde ningún otro medio nunca el consumo de drogas, como hizo en su momento "el Viejo Profesor", si no que voy a utilizar su frase para que penséis en cómo hubiera reaccionado la clase política en pleno, si un alcalde, me da igual de Madrid que de el rincón más pequeño de España y de la ideología que fuera, hubiese efectuado semejante petición a la juventud hoy en día.

La oposición en pleno pediría no sólo su dimisión, si no también su cabeza. Sus compañeros de partido se desmarcarían de su posición e intentarían suavizar sus palabras o intentar explicarlas llevandolas a otro contexto. Probablemente más de uno empezaría hablar de colocarse en el sentido de ir a buscar un empleo y se utilizaría este grito de guerra en campañas del Ministerio de Trabajo con el lema: "Let´s work, not Rock" o alguna estupidez parecida que ahora mismo no soy capaz de imaginar.

Pero mi reflexión no va tampoco por ahí. Solamente es un ladrillo más en el muro de cinismo que se vive hoy en día. 

Y es que el desencadenate de que ahora mismo me haya puesto a escribir y haya apartado a nuestro gabinete de noticias de su tarea semanal es otra canción. En concreto la que ganó el Benidorm Fest y que nos representará en Eurovisión este año, y que, siendo sinceros, en lo personal, aposté por ella, por lo subversivo de su letra, lo ochentero de su música, que algunos consideran un plagio o por lo transgresor de su puesta en escena, que parece que también molesta. Y mucho. Me refiero al tema: "Zorra" de "Nebulossa" ( También con dos eses, como las Vulpess). Esperemos que a nadie se le ocurra buscar tres pies al gato por esto, pero uno no sabe ya ni que pensar.

Personalmente prefería la que hace un par de años realizó la también criticadísima Chanel para portar el estandarte de España y que creo que si no hubiera sido por la Guerra de Ucrania, hubiera sido la clara ganadora. Otra puesta en escena acusada en este caso, de "sugardadismo" por el PSOE y ensalzada como símbolo de empoderamiento por la discográfica.  Acusada y cito literalmente: De dar una imagen de "Normalización de la mercantilización del cuerpo de las mujeres" y donde Nuria Varela, en su momento directora general de Igualdad del Gobierno de Asturias afirmaba que: "No parece el mejor de los mensajes para representar a una televisión pública". 

Y volviendo a Zorra, o al grueso de mi artículo, ¿Por qué no nos dejamos de una santa vez en este Pais maravilloso en el que vivimos de ver fantasmas donde no los hay?

¿Quien en España no ha cantado a voz en grito "Devuelveme a mi chica" de los fabulosos "Hombres G"? Un adolescente despechado llamaba marica al niño pijo que se llevó a su amor. ¿¿Y qué??
¿Tendríamos que eliminar un temazo histórico por una palabra? Tengo amigos y clientes gays que se rien de este tipo de polémica. Que califican de banal y de absurdo el hecho de que se le de más poder del que tiene a una simple palabra o expresión.

Sin ir más lejos, ayer mismo uno de ellos me decía: "Yo a mis amigos les llamo marica, maricón, chocho... independientemente de su condición sexual. Las palabras solo ofenden a quien quiere ser ofendido" Y es completamente cierto.

"Las palabras solo ofenden a quien quiere ser ofendido."

Por poner otro tipo de ejemplo, uno de mis temas favoritos en Español es una canción que "Loquillo y Los Trogloditas" lanzaron en 1987. Se titula "La mataré" y me he visto privado de verla en concierto ya que a alguien se le ocurrió que en un momento dado era un canto al maltrato y a la violencia machista, lo que hizo que Don José María Sanz Beltrán la retirara de sus conciertos y pidiese perdón publicamente. ¿Pero por qué? Si musicalmente es una obra de arte. ¿Es que acaso en esta sociedad no sabemos ya distinguir realidad de ficción?

El propio Sabino Méndez, autor del hit y probablemente uno de los mejores letristas españoles de todos los tiempos confesaba hace algunos años en La Voz de Galicia que una canción como esta hoy sería un escándalo y terminaba la entrevista de la siguiente manera: " Una facción de las feministas en los 90 la interpretaron mal como una apología, aunque otras la veían como una denuncia. Frente a eso siempre he sido muy claro, directo y poco diplomático, yo no tengo la culpa de que la gente no sepa leer e interpretar las canciones."

A este paso, tendremos que prohibir los Westerns ya que se zanjan las rencillas a tiros o incluso censurar una de las obras más grandes de la literatura universal como es "Romeo y Julieta" porque incita al suicidio.

¿En que momento nuestro mundo comenzó a preocuparse más del continente que del contenido? ¿ A convertir todo en un arma arrojadiza? ¿ A erigirse como adalides de las libertades pero sólo cuando a ellos les parece correcto?

¿Quien es nadie para decidir si me gusta más el culo de Chanel que el de los dos acompañantes de Nebulossa, o viceversa?



¿Quien decide lo que es mejor para mí sin consultarme??

Hemos perdido libertad y hemos ganado en cinismo y en hipocresía. En la música, en el cine y en general en todo.

Y todo por el bien de unos pocos que hacen y deshacen a sus anchas. Que determinan qué es correcto y qué no en función de lo que ellos decretan que es correcto.

Creo que en especial ha sido la mujer la que menos beneficiada ha salido de todo esto, aunque pueda parecer lo contrario.

Llamadme antiguo o lo que creais que puedo ser por mis pensamientos, pero quien decide que ha de crear determinadas medidas de protección para defenderlas es quien está pensando que no pueden hacerlo por sí mismas. Es quien primero piensa que son débiles.

Puedes autodenominarte zorra, no puedes cosificarte, puedes tal y no puedes cual. Y a eso lo llaman libertad y progreso.

Yo lo llamo verguenza ajena.

Igual que querer prohibir el derecho de que una mujer al igual que un hombre puedan hacer lo que quieran con su vida. Con su cuerpo. Siempre y cuando sea voluntario.

Zorra sí, pero Puta no. Así iba a llamar inicialmente a este pequeño artículo, que no sólo intento que refleje las mentiras con las que algunos, independientemente de las ideologías, quieren hacernos comulgar.

"Zorra sí, pero Puta no. Así iba a llamar inicialmente a este pequeño artículo."

Pues no señores, conmigo no contéis. La libertad es algo superior a todo lo que utilizáis como arma para atacaros entre vosotros. Libertad es poder elegir. Eso sí, dentro de un sistema legal, ya que si no, hablaríamos de libertinaje, y eso no es bueno.

Gracias Nebulossa por desatar mi lengua, por darme valor para escribir mi opinión y sobre todo, muchísima suerte y ojalá ganéis Eurovisión este año.

Sería un triunfo para la libertad de expresión, para la música, para España y en definitiva, para todos.


IbizaTops. Date un capricho.